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Entender los riesgos para la salud

octubre de 2016

Artículo destacado

Entender los riesgos para la salud

Mejore su probabilidad de tener una buena salud

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Ilustración de tres personas vestidas de gris y una vestida de naranja, lo que representa el 25% o una relación de 1:4.

Los riesgos están en todos lados. Un estornudo cercano puede aumentar su riesgo de contagiarse la gripe. La obesidad aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes. Fumar aumenta el riesgo de muchos tipos de cáncer. Y si presta atención a los titulares de las noticias, podría preocuparle el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria, de infectarse con el virus del Zika, de que lo ataque un tiburón y mucho más. ¿Cómo puede saber qué riesgos corre usted?

Los factores de riesgo para la salud a veces pueden resultar confusos, pero es importante que los entienda. Conocer los riegos que usted y su familia enfrentan puede ayudarlo a encontrar maneras de evitar problemas de salud. También evitará que se preocupe por amenazas poco probables. Conocer los riesgos y beneficios de un tratamiento médico puede ayudarlos a usted y a su médico a tomar decisiones informadas.

"Entender los riesgos para la salud es clave para tomar decisiones sobre su propia atención médica", dice el Dr. William Elwood, psicólogo y científico conductual de los NIH. "Este conocimiento le da una mejor perspectiva sobre posibles daños y beneficios para que usted tome decisiones inteligentes a partir de hechos concretos y no de miedos infundados".

Un riesgo para la salud es la posibilidad o probabilidad de que algo dañe o afecte de alguna manera su salud. "Riesgo" no significa que algo malo vaya a pasarle. Es solo una posibilidad. Varias características, llamadas factores de riesgo, afectan el hecho de que su riesgo de desarrollar problemas de salud sea alto o bajo.

Sus factores de riesgo personales incluyen su edad, sexo, antecedentes médicos familiares, estilo de vida y más. Algunos factores de riesgo no se pueden modificar, como sus genes o el grupo étnico al que pertenece. Otros están bajo su control, como su dieta, la actividad física o el hecho de usar o no el cinturón de seguridad.

Cuando lea estadísticas sobre salud, tenga en cuenta los tipos de personas que estas describen. Si no se parecen a usted, o si la categoría es demasiado amplia, entonces su riesgo podría ser diferente. Una afirmación general como "Más de la mitad de los estadounidenses mayores de 45 años desarrollará una enfermedad cardíaca en algún momento" se basa en promedios estadísticos que consideran a toda la población estadounidense. Si tiene menos de 45 años, su riesgo de enfermedad cardíaca en general será mucho más bajo. Cuantos más factores de riesgo tenga — como fumar, tener presión arterial alta o diabetes — mayor será su riesgo. El ejercicio y una dieta saludable, por otro lado, pueden reducir la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardíaca.

"De muchas maneras, nuestra percepción del riesgo es irracional", dice Elwood. "A veces nos preocupamos por algo que es extremadamente improbable que ocurra, como el Ébola en los Estados Unidos, pero ignoramos medidas que podemos tomar para prevenir cosas que son mucho más probable, como la enfermedad cardíaca o el cáncer de colon".

Hablar sobre los riesgos para la salud puede resultar intimidante. Incluso los médicos a veces tienen dificultad para manejar los conceptos de riesgo. Es por ello que los NIH apoyan investigaciones para mejorar la manera en que el personal médico y otras personas hablan con los pacientes y el público general sobre los riesgos para la salud y las estrategias de prevención.

"Las matemáticas suelen ser difíciles para muchas personas. Sin embargo, con frecuencia las matemáticas están escondidas en actividades cotidianas que afectan nuestra salud", dice el Dr. Russell Rothman, médico y científico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville. La investigación de Rothman se centra en ayudar a las personas a entender y a trabajar con números para que puedan reducir su riesgo de diabetes y exceso de peso, incluida la obesidad infantil.

Los estudios muestran que la manera en que oímos y entendemos las estadísticas sobre salud puede estar influida por cómo se describen los números, o cómo estos están "enmarcados". La manera de expresar la información puede afectar cuán clara nos resulte y qué emociones nos despierte. Por ejemplo, la afirmación: "Más del 20% de los estadounidenses finalmente morirá de cáncer", podría asustar menos si se expresara desde una perspectiva diferente: "Casi el 80% de los estadounidenses no morirá de cáncer". La misma información podría parecer más clara si se describe como una relación: "Más de 1 de cada 5 estadounidenses morirá de cáncer". Las investigaciones muestran que las imágenes o los diagramas con frecuencia son más fáciles de entender. Por ejemplo, mostrar cinco figuras humanas y que una de ellas sea de un color diferente.

Para entender los riesgos o beneficios potenciales de un tratamiento médico o de un cambio conductual, es útil enfocarse en un concepto matemático llamado "riesgo absoluto". El riesgo absoluto es la probabilidad de que algo ocurra, como un problema de salud que podría aparecer en un determinado período de tiempo. Por ejemplo, una enfermedad podría afectar a 2 de cada 100 hombres de mediana edad en el transcurso de sus vidas. Si determinado medicamento reduce el riesgo de una enfermedad a 1 en 100, el medicamento ha reducido el riesgo absoluto en 1 de cada 100 personas, o en un 1%. Otra manera de pensar en esto es que usted necesitaría tratar a 100 personas con este medicamento para evitar que solo 1 persona más contraiga la enfermedad.

Sin embargo, con frecuencia se oyen cifras que utilizan un concepto similar, llamado "riesgo relativo". El riesgo relativo compara el riesgo absoluto de un grupo con el de otro. En el ejemplo anterior, usted también podría decir que el medicamento reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad en un 50%, ya que 1 es la mitad de 2. Al observar solo el riesgo relativo, usted podría pensar erróneamente que el medicamento es muy efectivo.

"Muchas veces, el riesgo relativo suena mucho más alto que el riesgo absoluto, lo que puede ser confuso", explica Rothman. Cuando usted oye cifras sobre riesgo, siempre es mejor centrarse en el riesgo absoluto.

Los riesgos para la salud pueden ser especialmente difíciles de entender cuando las emociones toman el control, como cuando las personas enfrentan una enfermedad grave. Un estudio reciente financiado por los NIH descubrió que las personas con cáncer avanzado tendían a esperar mejores resultados y mayores tiempos de supervivencia gracias al tratamiento que sus médicos. La mayoría de los pacientes no se daba cuenta de que su perspectiva difería de la de los médicos. Estos malentendidos pueden afectar la decisión de los pacientes de elegir o no someterse a tratamientos más agresivos.

"La comunicación es una calle de doble vía", dice el investigador principal del estudio, Dr. Ronald M. Epstein, del Centro Médico de la Universidad de Rochester en Nueva York. "Para que haya una discusión efectiva, los médicos deben brindar respuestas a los pacientes y alentarlos a hacer preguntas. Y los pacientes deben hacer preguntas importantes". Epstein y sus colegas están desarrollando métodos para ayudar a los médicos y a sus pacientes a tener discusiones realistas sobre temas como las emociones, las opciones de tratamiento y los resultados probables.

"Hemos demostrado que es posible mejorar la comunicación. Es útil que los pacientes vengan preparados con 3 o 4 preguntas generales para hacerle a sus médicos", dice Epstein. Para las personas con cáncer avanzado, las preguntas podrían incluir: ¿Cómo afectará el tratamiento mi calidad de vida? ¿Cuál es el tiempo de supervivencia promedio para este tipo de cáncer?

"Hacer este tipo de preguntas puede generar miedo. A veces la persona no quiere realmente conocer las respuestas o tiene sentimientos encontrados", dice Epstein. "Los médicos pueden ayudar al favorecer la conversación. Pueden decir: ’Cuénteme qué está pensando. ¿Tiene alguna pregunta?’". Este tipo de conversaciones abiertas puede ayudar a los pacientes y a sus familias a tomar decisiones más informadas sobre su salud.

Comience por hablar con el médico sobre los riesgos para su salud. Pregúntele cómo puede reducir esos riesgos. Y busque información en sitios web confiables, como el sitio de los NIH salud.nih.gov.

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