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Avances en el Parkinson

mayo de 2022

Artículo destacado

Avances en el Parkinson

Deconstrucción de la degeneración de la dopamina

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Ilustración de un hombre mayor con un bastón que camina con su hijo al aire libre

Ser diagnosticado con la enfermedad de Parkinson cambia la vida. Este trastorno del cerebro provoca movimientos corporales lentos y rígidos. Las personas pueden experimentar temblores, rigidez o agitación. Eventualmente, pueden tener dificultades para caminar y hablar.

El Parkinson es una enfermedad degenerativa. Esto significa que empeora con el tiempo. Se desarrolla cuando un determinado tipo de célula nerviosa deja de funcionar con normalidad o muere. Estas células nerviosas producen una sustancia química llamada dopamina. El cerebro necesita dopamina para realizar movimientos suaves e intencionados. La pérdida de dopamina provoca problemas de movimiento.

"No sabemos qué causa esa pérdida de dopamina", dice la Dra. Beth-Anne Sieber, experta en trastornos del movimiento de los Institutos Nacionales de la Salud. "Pero cuando llega a un determinado punto, aparecen síntomas relacionados con el movimiento".

Tanto los genes como otros factores parecen desempeñar un papel. La exposición a pesticidas, metales pesados y contaminación del aire puede aumentar el riesgo de padecer la enfermedad. A veces el Parkinson es hereditario. Pero las personas que desarrollan la enfermedad no suelen tener antecedentes familiares. En la mayoría de los casos, no está claro qué ocasiona el trastorno. Uno de los principales factores de riesgo es la edad. Afecta aproximadamente al 1% de las personas mayores de 60 años.

No hay ningún examen médico para la enfermedad de Parkinson. El diagnóstico se basa en gran medida en los síntomas relacionados con el movimiento. Sin embargo, los científicos han descubierto que otros síntomas pueden aparecer décadas antes de cualquier problema de movimiento, explica Sieber. "Entre ellos se encuentran el estreñimiento, la pérdida del olfato, los cambios de humor, el aumento de la ansiedad y las alteraciones del sueño".

Los científicos están tratando de encontrar formas de diagnosticar el Parkinson antes de que aparezcan los síntomas relacionados con el movimiento. Un estudio financiado por los Institutos Nacionales de la Salud está investigando por qué algunas personas con una alteración del sueño llamada trastorno de la conducta del sueño REM — en la que actúan físicamente los sueños — pueden llegar a desarrollar Parkinson.

Otros estudios buscan moléculas en la sangre u otros fluidos corporales que puedan detectar el inicio de la enfermedad antes de que aparezcan los síntomas de movimiento. Estos se conocen como 'biomarcadores'. Un posible biomarcador es la alfa-sinucleína. Esta proteína se acumula en forma de grumos tóxicos en el cerebro de las personas que padecen Parkinson.

Actualmente, la alfa-sinucleína solo puede medirse en el cerebro después de la muerte. Los científicos intentan encontrar formas de medirla en la sangre o en el líquido cefalorraquídeo, así como con nuevas técnicas de imagen cerebral. Un biomarcador de este tipo también podría utilizarse para ayudar a seguir la progresión del Parkinson y la eficacia de los tratamientos.

En la actualidad, no hay cura para el Parkinson. Los tratamientos se centran en controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Un medicamento llamado L-dopa puede ayudar a sustituir la pérdida de dopamina. Pero no a todos les funciona. Otros medicamentos que actúan a través de diferentes sustancias químicas en el cerebro pueden ayudar con los problemas de movimiento. La cirugía de estimulación cerebral profunda también puede ser una opción para ciertas personas.

"Las investigaciones respaldadas por los Institutos Nacionales de la Salud han demostrado que el ejercicio de alta intensidad mejora los síntomas del Parkinson", dice Sieber. Ahora, los investigadores están tratando de determinar cuánto y qué tipo de ejercicio funciona mejor. Están probando el correr en la caminadora, el ciclismo y otros programas.

Cantar también puede mejorar la calidad de vida. Puede ayudar a fortalecer la voz y otras funciones como deglutir. El ritmo de la música puede ayudar a caminar y a la estabilidad.

Empezar un programa de ejercicios en una fase temprana puede ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad. Los investigadores siguen tratando de entender por qué. Si nota algún signo de la enfermedad de Parkinson, hable con su proveedor de salud.

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