Hoy en día, cualquier persona puede escribir o hablar sobre temas de ciencia y salud, independientemente de lo mucho o poco que realmente sepa sobre el tema. Algunas personas podrían tener un profundo conocimiento del tema, pero no ser buenos oradores. Otras podrían tener pocos conocimientos sobre un tema, pero parecer muy seguros y persuasivos.

Incluso para los científicos bien capacitados puede ser difícil identificar la información contradictoria y evaluar la confianza en la ciencia en un campo que no es de su especialidad. Por lo tanto, cuando se trata de temas de salud y ciencia, ¿cómo se puede evaluar una fuente de información? A continuación compartimos una lista de preguntas que hemos preparado para que se las haga a usted mismo:

• ¿Es la persona experta en el tema sobre el que está hablando? Los investigadores científicos de un campo no son necesariamente expertos en otras áreas relacionadas. ¿Cuáles son sus credenciales?
• ¿Está la persona usando un lenguaje emocional que podría influir en su opinión o juicio?
• ¿A qué intereses sirve la persona? ¿Existe algún motivo por el que la persona pueda tener algún sesgo? Por ejemplo, ¿está intentando vender algo, como un libro, un producto o un tratamiento? ¿Cuáles son sus asociaciones o afiliaciones? ¿Tiene alguna motivación política?
• ¿Demuestra la persona que entiende los matices de la investigación científica o habla en términos absolutos? Los resultados de una investigación científica rara vez son tan claros como para que no haya salvedades.
• ¿Demuestra la persona una comprensión del contexto general, o está aludiendo selectivamente a solo los estudios que respaldan su punto de vista o resaltando solo cierta información? ¿Está considerando otras perspectivas e interpretaciones, o está simplemente descartándolas?
• ¿Está desafiando la persona un consenso científico conocido? ¿Qué dicen otros expertos en este campo sobre el tema? En la ciencia, cuestionar el consenso actual puede cambiar de forma significativa la forma en que las personas abordan los problemas. Sin embargo, cuando tratan de imponer un punto de vista particular, las personas que desafían al consenso también podrían estar ignorando grandes cantidades de datos que podrían demostrar que están equivocadas.
• ¿Están presentándose las cifras de forma precisa y adecuada o están siendo manipuladas para respaldar un punto de vista particular?
• ¿Se ponen en perspectiva los riesgos para la salud? ¿Está claro a quién afecta un riesgo, dónde, cuándo y con qué certeza? ¿Insinúa la persona que todos deberían preocuparse por el problema cuando solo ciertas personas están en riesgo?
• ¿Se refiere a un conjunto de investigaciones científicas o solo a un estudio específico? Si se trata de un solo estudio, considere lo siguiente:
  • ¿Se realizó el estudio en seres humanos? Si es así, ¿cuáles son los atributos de las personas que se estudiaron (como edad, sexo, origen étnico) y a quiénes se aplicarían los resultados?
  • ¿De qué tipo de estudio se trata? ¿Se diseñó para responder a la pregunta de investigación científica que describen las conclusiones?
  • ¿Fue el tamaño del estudio adecuado para responder a la pregunta?
  • ¿Qué antigüedad tiene el estudio? ¿Se trata de un estudio nuevo que todavía tiene que replicarse? ¿U otros ya han replicado los resultados?
• Han revisado otros científicos el trabajo (publicado en una revista científica con un riguroso sistema de revisión por pare?, ¿O el informe se basa en una “publicación previa,” es decir, aún no publicada formalmente después de ser revisada por pares o se basa en una charla o en un póster de una conferencia?
• ¿Involucraron los investigadores a la comunidad o a las poblaciones afectadas por el problema para asegurarse de tener en cuenta factores que podrían desconocer?

Sus respuestas a estas preguntas pueden ayudar mucho a evaluar la calidad de la información, tanto para usted como para sus lectores.

Agradecemos sus comentarios, consejos y aportes. Esperamos sus comentarios, tanto si es un nuevo profesional de la comunicación como si es uno experimentado. Comparta su opinión enviando un mensaje de correo electrónico a sciencehealthandpublictrust@mail.nih.gov (haga clic en el enlace para enviar un mensaje de correo electrónico).