U.S. flag

Un sitio oficial del Gobierno de Estados Unidos

Reeducar al cerebro para tratar el dolor de espalda crónico

febrero de 2022

Cápsula de salud

Reeducar al cerebro para tratar el dolor de espalda crónico

Image
Imagen de una mujer joven de pie y sujetándose la espalda mientras trabaja en una laptop en casa

Más de 25 millones de personas en los EE. UU. viven con dolor crónico, esto es, un dolor que dura más de tres meses. El tipo más común es el dolor de espalda crónico.

A menudo no se puede encontrar ninguna causa física que lo provoque. En estos casos, es posible que surja a raíz de cambios cerebrales que persisten tras la curación de una lesión. Mediante estos cambios cerebrales, se le advierte que restrinja su movimiento y deje que el cuerpo se recupere; pero, en algunos casos, el dolor puede persistir mucho después de que el daño se haya curado.

Un grupo de investigadores ha desarrollado un tratamiento llamado terapia de reprocesamiento del dolor (TRD) para ayudar al cerebro a “olvidar” este tipo de dolor. La TRD enseña a las personas a percibir las señales de dolor enviadas al cerebro como menos amenazantes.

Un equipo de investigación realizó la primera prueba clínica de la TRD. Los participantes padecían de dolor de espalda crónico de leve a moderado para el cual no se pudo encontrar una causa física. Los voluntarios recibieron uno de tres tratamientos: cuatro semanas de TRD intensiva, una inyección inofensiva en la espalda o atención estándar continua.

Después de cuatro semanas, el 66% de las personas que recibieron la TRD informaron que no sentían dolor o casi no lo sentían. Menos del 25% de las personas que recibieron inyecciones y el 10% de las que recibieron atención habitual informaron tener mejoras parecidas. Mediante las imágenes cerebrales, se mostró que las personas que recibieron la TRD tenían menos actividad cerebral asociada con el dolor.

“Con esto no se sugiere que el dolor no sea real o que 'todo esté en su cabeza'”, afirma el Dr. Tor Wager de Dartmouth College, quien codirigió el estudio. “Lo que esto implica es que, si las causas están en el cerebro, las soluciones también pueden estar ahí”.

Subir