Un mal día para el aire
julio de 2011
Artículo destacado
Un mal día para el aire
La calidad del aire y su salud
En muchas partes del país, el verano es la peor temporada para la calidad del aire. Quizás escuche en el pronóstico que “es un día de código rojo para la calidad del aire”. ¿Qué significa para su salud? Si ha planeado un pícnic, un paseo en bicicleta o incluso una caminata con sus amigos, ¿debería cambiar sus planes?
“La respuesta depende de muchos factores. No existe una simple respuesta de “sí” o “no” para todos los casos”, explica el doctor Darryl Zeldin, director clínico en funciones de ciencias de la salud ambiental en los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). Él y otros investigadores respaldados por NIH han estado estudiando de qué manera las sustancias que se encuentran en el aire pueden afectar la salud. Saber más sobre la calidad del aire y las alertas aéreas lo ayudará a tomar decisiones inteligentes acerca de cómo debe pasar el tiempo en el exterior durante este verano.
La combinación de altas temperaturas, pocos vientos y brisas, contaminación, y partículas suspendidas en el aire puede generar una mezcla insalubre en el aire, lista para ingresar a sus pulmones. Estas sustancias pueden dificultar la respiración y pueden afectar su energía. Si la calidad del aire es especialmente pobre, su cuerpo puede tardar unos días en recuperarse. Y si está expuesto regularmente a altos niveles de aire insalubre, las consecuencias para la salud pueden persistir durante meses o incluso años.
Uno de los contaminantes más estudiados en el aire durante el verano es un gas invisible llamado ozono. Este gas se crea cuando la luz solar desencadena una reacción química entre las moléculas que contienen oxígeno y la contaminación que proviene de los automóviles, las plantas de energía, las fábricas y otras fuentes.
“El ozono se produce solo cuando hay luz solar y altas temperaturas o aire estancado, por lo que el ozono generalmente no es un problema durante el invierno”, explica el doctor Frank Gilliland, experto en salud ambiental de la Universidad del Sur de California. “Los altos niveles de ozono reducen la función pulmonar y provocan inflamación o hinchazón en las vías respiratorias. Cuando los niveles son lo suficientemente altos, puede experimentar síntomas como tos o irritación en la garganta. También pueden llorarle los ojos. Puede dolerle el pecho al respirar”.
El ozono es una molécula altamente reactiva que puede irritar el revestimiento de las vías respiratorias y los pulmones. Si tiene una afección pulmonar como el asma, los efectos pueden ser más dañinos. “Cuando las personas con asma mal controlada están expuestas a un poco de ozono, la inflamación en los pulmones aumenta y las vías respiratorias se contraen”, explica Zeldin. “Como resultado, los conductos de aire se estrechan, lo que dificulta la respiración”.
Los efectos del ozono pueden aparecer rápidamente y prolongarse o incluso empeorar con el tiempo. “Cuando una persona escucha que será un mal día para el aire, la mayoría espera que su respiración se vea afectada ese día. Pero, de hecho, a menudo sienten los efectos con más fuerza al día siguiente o al siguiente a este”, aclara el doctor David Peden, investigador de medicina ambiental de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. “Esto se da especialmente en las personas con asma. Cuando hay un aumento en los niveles de ozono, el asma generalmente empeora o se descontrola uno o dos días después de la exposición. A menudo vemos un aumento en las visitas a la sala de emergencias, hospitalizaciones y el uso de medicamentos de "rescate" para el asma”.
Los investigadores también han estado estudiando las partículas, tanto finas como gruesas, que arrojan las máquinas, eventos o instalaciones que queman combustible, como los automóviles, plantas de energía e incendios forestales. Las partículas, a diferencia del ozono, pueden causar problemas de salud durante todo el año. Al igual que el ozono, las partículas se han relacionado con un empeoramiento de los problemas pulmonares, especialmente el asma. Las partículas y el ozono también se asocian con un aumento en los eventos cardiovasculares, como apoplejía y ataque cardíaco.
Los estudios realizados por Gilliland y sus colegas han descubierto que los niños que viven cerca de carreteras concurridas, rodeados de partículas de contaminación atmosférica, tienen más probabilidades de desarrollar asma y otros trastornos respiratorios. “Hemos encontrado que esto puede afectar el desarrollo pulmonar sustancialmente en los niños”, observa Gilliland. “También descubrimos que la contaminación a través de partículas puede afectar el desarrollo de la aterosclerosis en adultos y está asociada con el deterioro cognitivo en los ancianos”.
Varios equipos de investigación financiados por NIH han descubierto que los genes pueden afectar su respuesta a la contaminación del aire. Al menos un gen parece proteger a las personas de los efectos nocivos del ozono. Desafortunadamente, hasta el 40% de la población carece de una copia funcional de este gen tan útil, por lo que son más susceptibles al daño de la capa de ozono. “Alrededor de 24 horas después de la exposición al ozono, estas personas tienen experimentan una inflamación mucho mayor en las vías respiratorias en comparación con aquellos que tienen una copia funcional del gen”, explica Peden. Los investigadores ahora están buscando maneras de proteger a estas personas más susceptibles del daño que causa el ozono.
Afortunadamente, se han instalado monitores de calidad del aire en más de mil lugares en todo el país para medir los niveles de los principales contaminantes. Estas mediciones diarias, y a veces por hora, se difunden ampliamente en los periódicos, en la televisión, la radio y la web. Para ayudar a comprender estos datos, la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. ha desarrollado una herramienta llamada índice de calidad del aire (AQI). El AQI puede decirnos qué tan limpio o contaminado está el aire en un área para que podamos tomar decisiones informadas sobre la mejor manera de proteger nuestra salud.
El AQI evalúa diferentes tipos de contaminación del aire, incluido el ozono, las partículas y el dióxido de azufre. Según estos niveles, a cada contaminante se le asigna una categoría de AQI con un código de color que va desde 0, que es verde o “bueno”, hasta 300, que es de color morado y “muy poco saludable”. Por lo general, el contaminante con los niveles más altos se informa como el valor de AQI para ese día.
En general, cada vez que se pronostica que el AQI llegará a más de 100, es decir, al código naranja, rojo o morado, debe considerar ajustar sus actividades para reducir la exposición a la contaminación del aire. “En los días de código naranja, debe limitar las actividades al aire libre prolongadas si tiene una afección pulmonar subyacente como el asma o si está en un grupo sensible, incluidos niños y adultos mayores”, recomienda Zeldin. “En los días de alerta roja, debe evitar estar activo al aire libre durante las horas pico de ozono, incluso si goza de buena salud. Si puede, corte el césped o salga a correr más tarde, durante la noche, o incluso ir a primera hora de la mañana antes de que amanezca o comience a haber tráfico”. Los niveles de ozono tienden a alcanzar su punto máximo entre la media tarde y el anochecer.
Si desea hacer ejercicio al aire libre en los días en que está en riesgo, considere reducir el tiempo y la intensidad de su entrenamiento. Si usualmente trota durante 45 minutos, intente caminar durante media hora. Evite trotar o andar en bicicleta en carreteras con mucho tráfico. Por supuesto, mejor manera de reducir la exposición al aire libre es hacer ejercicio en el interior, ya sea en su casa o en un gimnasio.
Si planea estar al aire libre, haga un seguimiento de la calidad del aire en su área revisando periódicos, escuchando la radio o visitando sitios en línea como www.airnow.gov. Si tiene asma u otras afecciones pulmonares, debe tener precaución cuando la calidad del aire sea baja.
Elecciones sabias
AQI y su salud
Cada categoría representa un nivel diferente de problemas para la salud:
- Verde (bueno). La contaminación del aire presenta un riesgo bajo o nulo.
- Amarillo (moderado). Presenta un problema para la salud moderado para una cantidad reducida de personas.
- Naranja (no saludable para grupos sensibles). Es poco probable que la mayoría de las personas se vea afectada, pero los adultos mayores y los niños corren un riesgo mayor. Las personas con enfermedades pulmonares corren un mayor riesgo cuando el ozono alcanza este nivel. Las personas con enfermedades cardíacas y pulmonares tienen un mayor riesgo cuando las partículas alcanzan este nivel.
- Rojo (no saludable). Todos pueden comenzar a experimentar algunos efectos adversos para la salud. Los grupos sensibles pueden experimentar efectos más serios.
- Morado (muy poco saludable). Esta categoría desencadena una alerta de salud, lo que significa que todos pueden experimentar efectos de salud más graves.
Adaptado de la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU.