Desde su invención hace más de un siglo, los plásticos han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana. Nuestros alimentos y bebidas suelen ser envasados en contenedores de plástico. Los plásticos también se encuentran en telas, juguetes, herramientas y mucho más. Los envases de plástico pueden ayudar a mantener los instrumentos y los equipos médicos libres de gérmenes, pero fabricamos y utilizamos tanto plástico que la contaminación de los plásticos ya es una gran preocupación.

Algunos plásticos pueden reciclarse, pero la mayoría se tiran a los vertederos de basura, donde con el paso del tiempo se descomponen en trozos más pequeños. Los plásticos se han filtrado a nuestros océanos, ríos y lagos, por lo que trozos de plástico diminutos aparecen en algunos pescados y mariscos. Y cuando lavamos las telas hechas de plásticos, como el nailon o el poliéster, trocitos de plástico pueden ser expulsados de nuestras secadoras, lo que contribuye a la contaminación del aire.

Estas diminutas partículas de plástico, llamadas microplásticos, generan preocupación para la salud. Los microplásticos suelen ser más pequeños que una semilla de sésamo. Pueden entrar en nuestro cuerpo a través de los alimentos que comemos y del aire que respiramos.

Los científicos han encontrado microplásticos en la sangre, los pulmones, los intestinos y las heces de seres humanos. También se han visto en placentas y en la leche materna. Aunque se han encontrado microplásticos en las personas, aún no está claro si estos trozos de plástico afectan a nuestra salud y cómo lo hacen.

“Sorprendentemente, aunque producimos millones de toneladas de plástico cada año, sabemos muy poco sobre los efectos de los microplásticos en la salud”, afirma el doctor Douglas Walker, experto de la Universidad de Emory en salud ambiental. “Se trata de un campo de investigación relativamente nuevo y activo. Aún nos queda mucho por aprender”.

Walker y otros investigadores llevan mucho tiempo estudiando cómo la exposición a muchas sustancias distintas presentes en el ambiente puede afectar a la salud humana. “Sabemos que la exposición a las partículas de la contaminación del aire se ha vinculado con enfermedades del corazón y de los pulmones”, afirma Walker. Aunque no se ha identificado específicamente a los microplásticos como responsables, es probable que estos plásticos diminutos desempeñen un papel.

Algunos investigadores han puesto atención en los trozos de plástico aún más pequeños, llamados nanoplásticos. Son demasiado pequeños para poder observarlos a simple vista. Los nanoplásticos podrían plantear riesgos más graves para la salud humana porque son suficientemente pequeños para introducirse en las células y en los órganos del cuerpo. Su tamaño pequeño ha hecho que los nanoplásticos sean especialmente difíciles de detectar y estudiar.

Al principio de este año, un equipo de investigación financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) creó un nuevo y potente método de obtención de imágenes que podría detectar tanto los microplásticos como los nanoplásticos. Descubrieron que, en promedio, un litro de agua embotellada contenía casi 250,000 trocitos de plástico, en su mayoría nanoplásticos. El número de trozos de plástico fue hasta 100 veces superior al que se había observado en estudios anteriores.

Los efectos en la salud de estos plásticos diminutos aún no están claros, pero los científicos sí saben que algunas sustancias químicas utilizadas en la fabricación de plásticos pueden causar problemas. Por ejemplo, el bisfenol A (BFA) y los ftalatos se han relacionado con diversos problemas de salud.

“Existen más de 10,000 sustancias químicas utilizadas en la fabricación de plásticos, y solo se han estudiado los posibles efectos en la salud de una pequeña parte de ellas”, indica Walker. “Sabemos muy poco sobre la exposición a las sustancias químicas relacionadas con el plástico”.

Walker señala que a pesar de sus inconvenientes, los plásticos siguen siendo importantes. “Los plásticos han cambiado la forma en que salvamos vidas en los hospitales y tienen innumerables ventajas. Nunca podremos eliminar por completo el uso del plástico, y no deberíamos intentarlo”.

Sin embargo, Walker indica que si a usted le preocupan los posibles efectos en la salud, “puede intentar ser consciente del uso que hace de los plásticos”. Vea el recuadro de “Decisiones inteligentes” para obtener consejos.