El consumo de alcohol en los menores de edad es un problema de alcance nacional. Los adolescentes indígenas americanos tienen tasas más altas de consumo de alcohol antes de cumplir los 15 años que otros adolescentes estadounidenses.

También tienen tasas más altas de problemas con el alcohol. Los adolescentes de zonas rurales son más propensos que otros adolescentes estadounidenses a hacer un uso indebido del alcohol. Pero aún no se han estudiado bien las maneras de prevenir el consumo de alcohol en estos grupos.

Investigadores financiados por los NIH pusieron a prueba dos estrategias para reducir el consumo de alcohol en los estudiantes de secundaria de la zona de la nación cherokee en el noreste de Oklahoma. Los ciudadanos cherokee representan casi la mitad de la población de la zona, pero allí también viven personas de raza blanca y otras minorías raciales/étnicas.

En una estrategia de prevención, equipos de adultos de la localidad recibieron capacitación para tomar medidas a fin de reducir el acceso de los jóvenes al alcohol en sus comunidades.

La otra estrategia apuntaba al estudiante de secundaria de manera individual. Trabajadores sociales de las escuelas secundarias se reunieron individualmente con cada estudiante cada semestre para asesorarlos sobre el consumo de alcohol y motivarlos a evitar la bebida. Los trabajadores sociales invitaron a los estudiantes que informaron tener un consumo de alcohol de alto riesgo a asistir a sesiones de seguimiento y los refirieron a tratamientos especializados cuando fue necesario.

En el estudio participaron seis comunidades, cada una con una única escuela secundaria. Participaron más de 1.600 estudiantes. Cada estrategia se puso a prueba en una comunidad. Además, los estudiantes de dos comunidades recibieron los dos tipos de estrategias y los estudiantes de las dos últimas comunidades no recibieron ninguna de las dos estrategias, a efectos de la comparación.

El estudio concluyó que ambas estrategias de prevención redujeron significativamente el consumo de alcohol en los jóvenes. Los estudiantes expuestos a una o ambas estrategias fueron menos propensos a informar haber consumido alcohol en los últimos 30 días. También fueron menos propensos a informar el consumo excesivo de alcohol (5 tragos o más en al menos una ocasión).

Los hallazgos se suman a la creciente evidencia de que estas estrategias pueden ayudar a reducir los problemas con el alcohol en diversas comunidades.